Hace ya más de 30 años que llegaron las franquicias a España. No obstante, ha sido en los últimos diez años cuando las franquicias han alcanzo su pleno apogeo en nuestro país.
La franquicia se basa en un contrato por el que una empresa (el franquiciador), cede a otra (franquiciado), a cambio de una contraprestación, el derecho a la explotación de una serie de derechos de propiedad industrial o intelectual, marcas, nombres comerciales, rótulos, modelos, etc.… para la reventa de productos o la prestación de servicios. Asimismo, lleva aparejada la prestación continuada por el franquiciador de asistencia comercial o técnica durante la vigencia del contrato, además de unas facultades de control de éste hacia la actividad del franquiciado.
Así, el pequeño comerciante sigue siendo dueño de su propio negocio, participando de las ventajas de una gran empresa con imagen de marca, merchandising, promoción, asesoramiento y tecnología propia. Esto es, todo aquello que le posibilita competir en el mercado merced al respaldo de una sofisticada y moderna organización.
Las ventajas básicas de las franquicias son:
- Entrar a formar parte de un negocio que ya ha sido rentabilizado antes por el franquiciador y por el público. Esto reduce el riesgo de arrancar una actividad comercial en solitario.
- Poder compartir el Know – how del franquiciador
- Estar garantizado por el prestigio de la marca que otorga una aceptación y reconocimiento a nivel nacional e internacional.
- Asistencia técnica y formación continua por parte del franquiciador.
- Publicidad y marketing cubierta por el franquiciador.
- Asistencia financiera por parte del franquiciador e información sobre posibles créditos.