No estaremos añadiendo nada nuevo si aseguramos que los préstamos de los bancos hacia las pequeñas y medianas empresas siguen estancados. Ni siquiera estos, con la inyección de dinero ajeno que han tenido en el último año, han sido capaces de paliar este problema. La financiación de las empresas, por tanto, se ve muy reducida.
Para colmo los fondos del Instituto de Crédito Oficial (ICO), organización a la que el Gobierno eligió para facilitar más préstamos a las Pymes, están siendo administrados por los bancos, lo que convierte a esta posible solución en algo parecido a lo que teníamos anteriormente. Como era de esperar, la resolución no ha prosperado.
En cualquier web de capital privado podemos ver claramente que los bancos en estos momentos no están por la labor de prestar. En la actualidad, siempre y cuando sigamos al capricho de los bancos, cualquier préstamo con riesgo solo conllevará al crecimiento de la deuda pública, que empieza a dispararse a una velocidad de vértigo.
Lo que está claro es que según podemos apreciar los programas de financiación de las pequeñas y medianas empresas no funcionan si están canalizados por los bancos. Y esta escasez de crédito a las Pymes afecta notablemente al desarrollo empresarial en nuestro país.
Los últimos datos estadísticos reflejan claramente que es esta falta de financiación el problema fundamental de las empresas en vías de desarrollo. Ni que decir tiene que las condiciones fiscales de cualquier autónomo son también un impedimento notable para aquellos que quieran embarcarse en el mundo empresarial.
A día de hoy los requerimientos de capital se han endurecido y las entidades financieras no disponen de los recursos necesarios para poder hacer frente a todas las demandas. La recuperación, por tanto, del tejido empresarial español no tiene ni mucho menos visos de recuperación a corto plazo.
De ahí que cada vez sean más las voces que abogan por la financiación alternativa. El porcentaje de financiación bancaria tenderá a reducirse, aunque este no va a ser el remedio definitivo a nuestros males. Aunque, como mal menor, ahora mismo no nos viene demasiado mal para los que queremos empezar en esto del mundo empresarial.