Una de las grandes asignaturas pendientes de España para los próximos meses es conseguir que se incremente el número de autónomos con asalariados. En estos momentos suponen el 30% del total de trabajadores por cuenta propia que hay en el país, que según los últimos datos de la Encuesta de Población Activa se eleva hasta los 3.078.000 profesionales. Por lo tanto se traduce en 892.000 los autónomos con empleados.
Por su parte, los trabajadores autónomos sin asalariados asciende a 2.062.800 personas. Durante el año 2014 se produjo un incremento de estos del 2,10% frente a la subida del 1,56% de los empresarios que tienen a gente empleada, según la Unión de Profesionales y Trabajadores Autónomos (UPTA). El secretario general de esta organización, Sebastián Reyna, considera necesario que se incrementen los profesionales por cuenta propia con asalariados porque ayudaría a la recuperación del empleo en general y también demostraría el buen hacer de los autónomos. Y es que estos ya no crean tanto empleo como antes.
Durante el pasado año la cifra de trabajadores autónomos alcanzó los 3.078.000, según los datos que maneja la EPA. Esto representa 43.400 profesionales más que a finales de 2013, por lo que el crecimiento registrado es del 1,43%. Se trata, sin lugar a dudas, de un dato que invita a pensar en positivo, pero aún queda bastante para alcanzar los niveles del sistema general, que creció un 2,53%, apunta Sebastián Reyna.
Lo más negativo de este sector fueron las caídas del régimen de ayuda familiar o autónomos colaboradores, que perdieron un 11,12% respecto al año anterior. Traducido en términos absolutos significa dejarse por el camino 12.200 profesionales, quedando este colectivo por primera vez en muchos años por debajo de los 100.000 trabajadores con 97.500. Otro dato a tener en cuenta debido a su retroceso son los socios cooperativistas, que pierden 700 trabajadores por cuenta propia (-0,64%).
Desde UPTA consideran que la bajada tan importante de los colaboradores familiares se debe a que en los últimos años se había producido un crecimiento por la entrada en funcionamiento de la reducción del 50% de la base a la cotización a la Seguridad Social, a lo que se añade también la aplicación de la tarifa plana de 50 euros, que implica «una bonificación de cuota del 80% durante los seis primeros meses».
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